¿Animal o Racional?/ El hombre que parecía un caballo de Rafael Arévalo Martínez (Ensayo argumentativo)
¿Animal o Racional?
El hombre que parecía un caballo de Rafael Arévalo Martínez
(Ensayo argumentativo)
¿Somo
más animales que racionales? Pues, para Rafael Arévalo Martínez, podría ser posible. Este guatemalteco narrador, poeta,
periodista, ensayista y diplomático perteneciente a la generación de 1910 y del
realismo mágico, redacta una historia basada en animales, donde le asigna a un
hombre características de un caballo. Puesto que, este libro contiene una serie
de narraciones implícitas que escoden realidades fortuitas. Incluso, deja al
lector en un trance y una confusión latente durante toda la narración. Entonces,
no es hasta que el consumidor activo de la historia medita e investiga y
confirma lo que ha sucedido y se da cuenta que sus sospechas eran ciertas sobre
la historia.
Pues
de la novela que estamos hablando es “El hombre que parecía un caballo”,
esta se caracteriza por el uso del simbolismo, en ella se hace presente la
historia de un narrador y un hombre llamado Aretal, que se corresponden de
manera pasional. Resulta que, para este narrador describir sus momentos más
íntimos, utilizaba palabras y oraciones no perteneciente a ese momento de
placer. Una muestra de esto es un fragmento de esta historia donde dice: “En
esa misma prístina escena de nuestra prestación, empezó el señor
de Aretal a desprenderse, para obsequiarnos, de los translucidos
collares de ópalos, de amatistas, de esmeraldas y carbunclos, que constituían
un íntimo tesoro” (Martínez, 2004).
Aquí se percibe el inicio de un momento de fusión entre estás almas y se
visualizan palabras claves que hacen entender indirectamente lo que está
sucediendo. Pues, en esta novela, el narrador expresa implícitamente cómo los
impulsos pueden erradicar y transformar o liberar los deseos más ocultos. De aquí que, él no quería hacer este momento
público, aunque el cronista estaba fascinado con Aretal y era un dependiente
emocional de las caricias y lisonjas de este hombre. Como quiera, el narrador utiliza las
características de un caballo para describir la naturaleza atrayente que tenía
su amante; Aretal actuaba como un asno para sobrellavar las actitudes y
vicisitudes de los tiempos frente a las mujeres y otras personas que no considerara
de confianza. Todo esto, da lugar a una transversalidad entre las costumbres espirituales
y existenciales, ocasionando un choque sobre los hechos realizados; pero, no un
arrepentimiento de los sentimientos experimentados.
De
manera que, en esta obra podemos ver reflejada la teoría psicoanalista de
Freud, sobre “el Ello, el Yo y el Super yo” haciéndose más visible y predominante
el Ello, ya que ambos personajes dan lugar a sus sentimientos, dejando de lado
lo moral y permitiendo crecer lo irracional. Aunque también, está presente el Yo,
cuando hablan sobre el respeto de su afinidad por su fe, ellos saben que han
experimentado lo no usual, y él mismo narrador está claro de que ha faltado a sus
principios. No obstante, el Super yo no se queda atrás, porque ellos no se
arrepienten de sus sentimientos y están sedientos de que vuelva a suceder lo
mismo y consideran que es parte de la naturaleza humana; aunque este mal.
En
mi opinión, está historia habla directamente sobre el autor de la obra, siendo
el narrador el personaje desarrollado por él. Pues, aquí se envuelve las
costumbres y creencias de él mismo, Rafael era un creyente, el narrador
también. Encima, oculta sus deseos más oscuros tanto con palabras como
acciones. Es que, se percibe en su biografía que el cronista llevaba una carga
en su vida y que el pudo encontrar como liberarla con esta obra. Pues, cada
palabra descrita en esa historia demuestra que fue vivida. El autor utilizó
todo tipos de figuras para transmitir sus sentimientos y vivencias
disimuladamente. En esta historia nos podemos transportar a cada uno de esos
momentos, y a pesar de que el autor es cuidadoso, deja ver y confirmar lo que
está sucediendo. Es que el autor, escribía lo que pensaba de formal personal. Además,
tenía un dominio magnífico de cada palabra del libro, decía lo que quería.
En
efecto, el autor tenía otros intereses, que en su época eran inusuales a pesar
de que reinaba el periodo moderno. Entonces utilizó este libro para expresar
esas emociones. En su biografía se habla que este escrito fue inspirado en un
colombiano homosexual, pues creo que esta era su pareja y con él vivió todos
esos momentos. Considero que, por su afán y prestigio en el ambiente literario
y los demás puestos, guardó su afinación por los hombres. Entonces, este libro
sirvió como un tipo de diario y ayuda para aquellas personas que tienen ese
mismo interés. La afinación por el caballo podía ser una máscara o bagaje; su
punto de percepción o su forma de describir aquello oculto. En sí, aquí se demuestra
que somos más animales que racionales, aquí el narrador no pensó en nada más
que su instituto o placer; predominó más el animal que lleva dentro. Hay que
decir, que es una de las realidades que estamos viviendo en estos tiempos,
donde se considera que lo más importante y que tiene más potestad sobre la
moral, son los intereses o emociones. No obstante, pienso que debe a ver un
equilibro y debemos dejarnos guiar por lo racional, porque es lo más real y
duradero, lo demás son conmociones inciertas, creadas por el mismo hombre como
rebeldía.
De: Gelmarlin Rosario De Los Santos (4/10/2020)
Martínez, A. (2004). EL HOMBRE QUE PARECÍA UN CABALLO.
El Cid Editor.
https://elibro-net.ez.intec.edu.do/es/ereader/intecrd/34828?page=6
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