La soledad como circulo vicioso (Ensayo)

 La soledad como circulo vicioso
(Ensayo)

 

La soledad así como el amor, llega sin ser esperada, se va sin ser despedida; entra escrupulosamente en las relaciones interpersonales y las delimita. Visita los momentos más conmovedores y los paraliza, se detiene e inicia su trayecto ¿Será verdad que la soledad carece de hogar, que regresa y se esfuma? No es nómada, quizás sea viajera. Lo curioso es que vuelve al mismo lugar y no siempre es bien recibida, aunque algunos la hacen parte de su día a día. Pero, tiene determinación, hasta decide por los demás. Basta señalar que la mayoría la mira mal, aunque les haga bien. Es que, la soledad con su autonomía se sube en el tren de la vida, acompaña a quien la precisa, y harta y esclaviza a quién ya no la necesita. Ella es, existe, se mueve, hipnotiza, seduce, comprende, fortalece, debilita, agita…

La realidad es que siempre está ahí. Tú la conoces… cada cierto tiempo es confundida con otras emociones. A veces trae consigo sentimientos insondables, en otras no pide permiso para integrarse, solo llega y mora. Por eso, la idea principal de este escrito subyace en explicar y entender el recorrido circular que realiza la soledad y conocer que sus movimientos consisten en perpetuar lo más recóndito de los recuerdos; permanecer e incursionar en las desilusiones que ofrece la existencia humana. Para ello, se analizarán varias situaciones y expresiones de experiencias que trae consigo la soledad. De manera que se visualizará más que como un sentimiento, como un ente que posee vida y dispone de las demás y que a la vez puede permanece constante y crear infortunios.

Una muestra de lo atrevida que es la soledad fue cuando me tocó conocerla de cerca. Había escuchado hablar de ella, hasta en varias ocasiones me llegó a saludar. Pero no había tenido una experiencia tan directa como la tuve en ese momento; era extraño, ella me hacía ver y pensar cosas que en otros momentos, tal vez no lo habría hecho. Algunas de esas cosas me parecieron ser muy ciertas y otras una tontería. Pero…eso lo digo ahora, que lo identifico, porque en ese momento solo sentía una fuerza que inundaba mi alma, no era desagradable a la verdad, sin embargo, no era lo que buscaba. Sentía libertad, pero a la vez necesidad. Necesidad de ser amada, pero a la vez de estar sola. Aunque entendía que nadie me podía comprender, quería gritar a los cuatro vientos y saber que alguien me escuchaba. Pero no, no, solo quería a mi otro yo, la única que podía escucharme y sin hablar entenderme. ¿Pero dónde estaba? Verdad… que no existía. Solo estaba yo y la soledad, la misma que me acordaba lo confusa que era la vida. Tengo que decir que no la conocía por nombre, aunque sí por mentiras. Cuando me di cuenta de que era ella, le puse freno en mi existencia. No digo que no vuelva, pero ya tengo libre el dorso. Quizás la extrañe... solo sé que perdí tiempo en el amor no correspondido.

Por lo menos pude alejarme de ella ¿Pero, y aquellos que les abren la puerta y la acomodan, aquellos que se hacen dependientes de ella? Como Eduardo De los Santos, el que vive lejos de todos, el que prefiere morir luchando por otros, antes que ceder y apreciar lo verdadero de la vida. Para él la soledad también es una persona, porque ve en ella seguridad, pues con ella se sacrifica por sus seres queridos, aunque no sea cierto. No le digas que con la soledad no se puede convivir, la defiende. Tanto, que solo ha fijado su mirada en ella, no se ve con otra sino es con ella ¿Será que se siente culpable por no estar ahí para los que de verdad lo necesitan y prefiere estar ausente para no sentirse afrentoso? Querida soledad, ya déjalo ¿No te es suficiente con mi abuelo?

Justamente el cantautor español, Jose Luis Perales, en su canción sobre “La soledad” confirma que está puede ser estimada más que como un sentimiento, como una persona. Una muestra de ello es cuando (Perales, 1981) en el coro dice “nunca te olvidaré, mi soledad, si te acuerdas un día, vuelve, sabes bien que te espero, siempre”. De manera que, Perales, describe la soledad como quien tiene vida y decide cuando volver o regresar; que la conoce, la extraña y que él ha dejado de ser la persona que alguna vez ella conoció. Es decir, que él cambió después que ella lo visitó. También, la detalla como aquel individuo que primero le hizo bien y después le hizo mal, que de alguna manera la necesita aunque sea para corretear. De modo que esta canción representa ese círculo vicioso en el que la soledad sumerge a las personas.

Mientras que, Octavio Paz en su ensayo sobre “La dialéctica” refiere que, el hombre vive en búsqueda de sentirse pleno y en esta exploración está en constante cambio, donde decide encontrase consigo mismo, por sí solo; pero a la vez, también cuando está en comunión. Por tanto, se muestra esa esfera por la que pasa todo individuo para poder sentir ese equilibro humano (correspondencia y la soledad). Aunque, hay personas que en esa indagación prefieren acomodarse y no seguir la transformación, solo prefieren escoger, ya sea la comunión o la soledad.

En efecto, la soledad más que un sentimiento en las vidas de las personas puede verse como una etapa, como una consejera, como una manera de vivir. Aunque se sienta más como aquel pensamiento fijo que tiene riendas y puedes causar confusión o tranquilidad. No hay dudas que la soledad es necesitada por muchos y aborrecida por otros. Todo en exceso hace daño, ella tiene la fuerza para transformar y pero también para limitar, por tanto, no es sano que alguien viva con ella. Pero sí que de vez en cuando esta sea bienvenida, pero que tenga fecha de despedida. De cada persona depende que la soledad cree una insurgencia en su vida. Esta debe llegar a todos, pero hay que saber que tanto hay que aprovecharla y cuando dejarla ir. El circulo vicioso es saludable, lo que no es saludable que esta se mantenga estática. Por tanto, hay que tratarla como una persona para saber ponerle límites y a la vez comprender su participación. Lo emocionante de la vida es poder vivir diferentes emociones, cada una hace que el ser humano crezca y se desarrolle.


Referencias:

Perales, J. L. (1981). Mi soledad. Nido de águilas. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=4U9MMI6mTQo


 De: Gelmarlin Rosario De Los Santos (28/7/2021)

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