“Me levanto, me afeito, me acomodo…” Manuel Rueda/ Poesía dominicana entre las décadas de 1930 y los 1950 (Análisis)

                                  Poesía dominicana entre las décadas de 1930 y los 1950

Me levanto, me afeito, me acomodo…


Me levanto, me afeito, me acomodo
a la vida y doy bajo la ducha
a la piel de mis sueños tanta lucha
que al sumidero van, vueltos ya lodo.
Retomo mi lugar, mi voz, mi apodo
salgo al día: la luz ahora es mucha.
Hago ruido, me muevo: nadie escucha.
Vuelvo a mi soledad, después de todo.
Cada hora a mis ritos de hombre sano.
Sonreír al que pasa. Dar la mano
al amigo, al malvado, al pordiosero.
Pero al fin a mi cuarto nuevamente,
a encontrarme conmigo frente a frente
sin saber si es que vivo o es que muero.

 

 MANUEL RUEDA

 

“Me levanto, me afeito, me acomodo…”
Manuel Rueda
(Análisis)

Para iniciar el análisis de esta obra podemos decir que el título primero se relaciona con el contenido cuando habla acerca del punto de partida de los esfuerzos del hombre. Es decir que, a partir de que este se levanta, se afeita y se acomoda realiza todos los quehaceres que trae el día a día. Por eso, el mismo título es utilizado para comenzar el poema. Por otro lado, el mensaje que el autor quiere plasmar con este poema es que a medida que una persona se apresura por iniciar su día, la disputa entre el cuerpo y el tiempo se van agudizando y se van convirtiendo en los peores enemigos; el deseo de vivir es el mismo que te lleva a la muerte, a la marchitación. En otras palabras, la aspiración por el mucho hacer, abruma al cuerpo. Por más que una persona se afane, no se librará del desierto; las costumbres de la vida no hacen que el hombre sea feliz. El hombre natural se encuentra en su aposento descubierto y listo para ser admirado por su verdadera esencia. El día no muestra la realidad de las personas, sino la noche, que revela lo más recóndito cada individuo. Mientras que el sol, cubierto por su brillo intenso, ayuda a que cada sujeto pueda camuflarse y disfrazarse por lo que mejor apueste. Al final, todos mueren solos, nada más con la agonía de las experiencias y simplezas vividas.

Esta obra se alcanza a clasificar como “Poesía Universal”, ya que se puede leer desde diferentes épocas sin perder su valor o significado. Además, en ella se perciben unas características especiales, las cuales la hacen original. También, estas peculiaridades llevan a esta poesía por un cosmos permanente y constante. Igualmente, este revela un universo íntimo y solitario.

Luego de conocer un poco acerca del tipo de poesía, podemos decir, que la misma pertenece a la Poesía Sorprendida. Esta fue elaborada en Santo Domingo durante los años de la fundación de este movimiento. Además, recoge algunos elementos que son propios de esta corriente, como es el uso de signos enigmáticos, como el afeitado, ducha, lodo, hombre sano, sonreír, vivo y muerte. También, la obra revela los pensamientos más profundos del ser humano, utilizando la imaginación como lógica. Asimismo, tiene lo clásico de hoy, ayer y mañana, ya que todo lo que expresa es propio del quehacer del hombre. De la misma manera, se entiende que la idea de esta poesía es estar en contra del confinamiento común y racional del hombre. El misterio reina en cada una de las palabras, dejando en silencio a los no entendidos, e identificado al que lograr entrar en el interior de cada verso.

Elegí esta poesía porque me pareció sencilla, pero a la vez profunda, ya que encierra en palabras precisas la realidad del hombre. De manera que me sentí identificada, porque cada mañana luchamos para enfrentar le día que se levanta, pero con él arrastramos todos los obstáculos del cuerpo, incluyendo la mente. De forma que, cada despertar nos acerca más a nuestro glorioso fin que venimos resistiendo con cada segundo. El dominicano y escritor Manuel Rueda (1921-1999) con su Poesía Sorprendida y sus talentos de pianista y poeta, nos quiere decir con estos versos que, cada acción nos lleva a una reacción y que por lo que nos afanamos será lo mismo que nos llevará a nuestra consumación. Además, a veces eso que nos hace estar vivos, también nos hace sentirnos muertos, porque no sabemos darle el verdadero valor a las oportunidades que tenemos.

De: Gelmarlin Rosario de los Santos (3/11/2021)

 

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